27 junio 2008

Semifinales Eurocopa 2008

El fútbol no para de sorprendernos. Bah, no, mentira. Pasó lo que pasa siempre. Otra vez ganó Alemania, reviviendo la vieja frase de que el fútbol es un deporte en el que juegan once contra once y el que gana es Alemania.

Otra vez la injusticia se apodera de este bello deporte que es así gracias en parte a las injusticias. Da bronca por el equipo turco. Un equipo que tuvo mucho culo toda la Eurocopa pero que no pudo contrarrestar el culo histórico de Alemania. Un equipo que representa al pueblo turco, un pueblo que ha sufrido mucho a lo largo de su historia. Y todo para perder en semifinales luego de la ilusión del empate sobre la hora. Pero en el fútbol moderno el “sobre la hora” siempre da unos segundo más. Y Alemania encontró su propio “sobre la hora”, el más importante. Y el que ríe último, es Alemania. Porque son medio amargos y no entienden el típico humor turco, ni el típico idioma turco.
Un pueblo, el turco, que ha debido soportar el genocidio armenio (bueh, sí, lo hicieron ellos, pero igual), la discriminación en la propia Alemania, el fracaso de un imperio, y sobre todo que les griten “otomano, agarrámela con la mano”. Y este era su momento, un equipo diezmado, no solo por las lesiones y expulsiones, sino por la calidad futbolística, la delincuencia y la guerra civil. Un equipo que puso mucha garra y por momentos buen juego. Un equipo en el que casi juega un arquero de mediocampista por falta de jugadores. Y con la ilusión tan cerca. Pero pasó lo de siempre. Llegó Alemania con su típico juego, su actitud nazi y su odio a otros pueblos y dijo: “hasta acá llegaron muchachos, vayan a llorarle a Ataturk”.

El turco Ataturk, padre de la independencia turca

Quizás la otra semifinal haya sido más extraña y el destino y la historia no hayan sabido qué hacer ante las posibilidades. Por un lado Rusia, el equipo nunca temido, el equipo de los desconocidos, el inesperado candidato, que con su buen juego a un toque sorprendió gratamente a muchos. Y por el otro, España, que defraudó a todos aquellos que esperábamos verla amargar como siempre. No solo pasó los cuartos de final, sino que pasó airosa la semifinal, llegan ahora a disputar la preciada final. Qué hubiera sido lo normal en este caso? Por candidato, que España hubiera ganado, pero no por esa forma de amargar siempre. Por juego lindo y sorpresa, es cierto, no podía pasar Rusia. Pesó más que quede en el camino un equipo distinto y que se merecía pasar, a que quede en el camino una vez más España con sus pesadas mochilas de amargos a cuestas. Y como dijo Juan Pablo Upma, Rusia murió en la suya: perdió por goleada y está bien. Porque nació y murió como un equipo arriesgado y eso es lo que nos importa. Así también nos remite a su historia. La URSS, aquel proyecto que tanta simpatía nos da a muchos, nació y murió en la suya, arriesgando en cada partido y plan quinquenal, hasta que Gorbachov pitó el glasnost y la prestroika final.


Ahora nos espera una final no deseada por nadie. Por quién hinchar? Por quién apostar? Si gana Alemania, a nadie le va a pasar nada, pero tampoco queremos que gane Alemania. Si gana España, van a estar insoportables y van a derribar el mito de equipo vendehumo. Los amantes del deporte no nos debemos permitir esto último. Por eso me parece que el domingo, vamos a ver el partido comiendo chucrut y tomando una lager. Y si no, veremos a Racing y sus ganas de quedarse en primera, expresadas en la fuerza y empuje de su estandarte, José Chucrut.

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