23 julio 2008

Otra víctima de la somnolencia en el Tour de France

El Tour de France, esa inevitablemente ineludible (¿?) cita deportiva de cada año, que ya hemos tratado en este blog (ver nota “Se viene el espectáculo más insípido del deporte”, del 5 de julio) casi se cobra una nueva víctima. Se trata de Augustyn John-Lee, el ciclista que en plena competencia, y como era de esperarse, se quedó dormido, abatido por la habitual somnolencia que produce este, el espectáculo deportivo más aburrido del mundo.

Las imágenes son más que elocuentes. Augustyn venía cabeceando desde hacía horas, cuando de golpe su cuerpo y conciencia no pudieron más. Una curva, muchos ciclistas, un bello paisaje, un acantilado. Y la inesperada inercia del deportista. La incapacidad para girar el manubrio.



Muchos sostienen la teoría de que John-Lee se durmió por no haber consumido ningún tipo de sustancia estimulante. Recordemos que el Tour de France ha sido muy cuestionado por la alta cantidad de casos de doping positivo. Se ve que la Federación Mundial de Ciclistas o lo que sea, escuchó el reclamo de Upma Sports y desde este año habría legalizado la posibilidad de doparse para correr esta competencia. Y esto se evidencia en que Augustyn habría sido el único de todos los ciclistas que se habría negado a doparse, resultando en la evidencia de ser el único que, por su estado de sobriedad, no pudo soportar la competencia. Una victoria para Upma Sports y todos los que creen en un deporte mejor.

En cambio, muchos sostienen que fue un intento de suicidio. Augustyn John-Lee no pudo soportar un minuto más de esa aletargada situación y prefirió optar por el sueño eterno antes que vivir un segundo más del Tour de France. Pero esta última jugada no le salió, porque sobrevivió para contarlo, y para seguir dedicándose a esto.

Nos hace acordar a Oscar Pereiro, el ciclista que ya había intentado morir al caer para así escapar de este mundo de ciclismo y sufrimiento. "Pensé que me iba a morir y lo único que quería era no sentir nada, quedarme inconsciente en cuanto tocara tierra", señaló el deportista en su momento, confirmando que la muerte era su anhelo. También reconoció haber llorado varias veces "por el hecho de estar vivo", reflejando su desazón por tener que seguir soportando el martirio que significa una vida rodeada por esta competencia.




Basta de impunidad!

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