Se viene el espectáculo más insípido del deporte

Se viene la cita ineludible para aquellos que se dicen amantes del deporte pero no entienden nada. Se viene el Tour de France: una somnolienta prueba que atrapa a españoles, franceses, checos y otras personas de más nivel que nosotros, que no sabemos disfrutar de cosas feas.

Una larga prueba de ciclismo, que reconozco haber disfrutado casi un pedazo de un poco, pero no por el deporte, sino por los paisajes por los que circula, ya que verlo por televisión, es como ver un canal de turismo pero sin la parte de la cultura y todo eso.

Fuera de esto, esta clásica prueba se encuentra hoy en el ojo de la tormenta, ya que hubo varios casos de doping positivo que hacen peligrar la inmaculidad (¿?) del deporte más sano de la historia.

El de la izquierda se droga con pastillas. El segundo piensa que esta en una rave, y por eso se droga con pastillas, que le vendió el primero. El del medio es pelado. El cuarto se está inyectando en el momento en que le sacaron la foto. El último se esnifó las cenizas del padre de Keith Richards.

Mi postura es que debemos entender a estos hidalgos contendientes que se prestan a atravesar fangosos días de aburrimiento y permitirles pichicatearse (o como dicen los chicos ahora, drogarse), ya que de otro modo no se entiende cómo soportar esta innecesaria empresa sin tener a mano un control remoto.

Y por último, una moraleja, que quiero que se entienda como lo que es: una opinión. Pero una opinión que debe ser lo que de ahora en más piensen todos: la bicicleta es linda para usarla, para andar, pero es insoportable para ver. ¡Basta de impunidad!